11 de agosto de 2009

El Centurión no tiene quien le escriba


Informe de tropas:

Defensores.

Ejército inglés (en la colina):
Infantería: cinco unidades de caballeros feudales desmontados (inf. pesada) y dos de sargentos acorazados (lanceros).
Proyectiles: dos cuerpos de arqueros de Sherwood y seis de arqueros de tiro largo regulares.
Caballería: compañía de guardaespaldas del general y cuatro batallones de caballeros feudales (cab. pesada).

Atacantes.

Ejército escocés (flanco derecho):
Infantería: una unidad de milicia de piqueros pesados, dos de piqueros de las Tierras Altas, otra de piqueros escoceses. Cuatro batallones de guerreros de las Tierras Altas (inf. ligera), cinco de nobles de las Tierras Altas (inf. pesada) y una de galloglaich (inf. pesada).
Proyectiles: dos cuerpos de arqueros nobles de las Tierras Altas, otros dos de arqueros regulares de las Tierras Altas, y un último de levas de arqueros.
Caballería: compañía de guardaespaldas del general.

Ejército francés (flanco izquierdo):
Infantería: una unidad de milicia local (inf. ligera), cuatro de milicianos con voulgue (inf. pesada) y tres de caballeros feudales desmontados (inf. pesada).
Proyectiles: tres milicias de ballesteros y una leva de campesinos arqueros.
Caballería: compañía de guardaespaldas del general, seis batallones de sargentos montados (cab. ligera) y dos de caballeros templarios (cab. pesada).


Desarrollo de la batalla:

(Algún momento anterior a 1200.) Cerca de un viejo castillo en ruinas hay un precipicio que corre en paralelo al muro más septentrional de la fortaleza durante unos doscientos metros. Al este se extienden las montañas. Al oeste, llanuras. Al sureste, un poco rezagado, está el castillo. El ejército inglés ha sabido de los movimientos de las huestes franco-escocesas y se dispone a atajar el problema, aún cuando es superado en número en una proporción de dos a uno. Se ordena a los arqueros clavar estacas a lo largo de una diagonal trazada desde el punto más occidental del precipicio, antes de ordenarles que vuelvan a sus puestos (al borde del mismo). A la sombra de las montañas se destacan los dos cuerpos de lanceros y una unidad de caballeros desmontados, además de tres cuerpos de caballería feudal. El resto del ejército (cuatro unidades de infantería y una de caballería, más el cuerpo de guardaespaldas del general) se encuentra esperando tras las estacas.
Pronto la Cruz de San Andrés y la Flor de Lis son visibles en el horizonte. Se le administra la comunión a cada soldado, nos encomendamos a Dios Nuestro Señor y nos preparamos para lo que sin duda será una batalla cruenta.
La primera embestida viene de parte de la caballería ligera francesa, que ha encontrado un hueco entre las estacas -evitando así convertirse en deliciosos pinchitos- y ahora ataca las líneas inglesas con una fruición descontrolada. Por suerte, la estrechez de la brecha y el valor de los infantes ingleses es suficiente para hacerles morder el polvo y que los caballos salgan huyendo.
En ese mismo momento, unas cuantas tropas de ballesteros franceses aparecen -sorteando las flechas de los arqueros de tiro largo- por el flanco derecho de la colina, y se ordena a la caballería cargar. Durante el fragor de la batalla, los caballeros olvidan sus órdenes y se dedican al pillaje, sin sin advertir que el ejército escocés entero se les tira encima. Se les ordena regresar, pero en el caos subsiguiente los escoceses se les tiran encima y -haciendo gala de una mala leche sorprendente- masacran a gran parte de la caballería inglesa.
Las dos unidades de sargentos y la de caballeros desmontados son enviados a una alocada carga colina abajo -confiando más ahora en la gravedad que en la Providencia.
Entretanto, algunos rezagados ballesteros franceses -huyendo de la persecución de nuestra caballería- han encontrado una ruta que sube por el acantilado y lleva justo enfrente de nuestros desprotegidos arqueros, que siguen convirtiendo a las tropas enemigas en muñecos de vudú.
Mientras, las tropas del flanco derecho son completamente masacradas y sólo los supervivientes de dos de las tres unidades de caballería consiguen huir con vida y reincorporarse activamente en la batalla -todos los infantes han sido exterminados, y ahora el ejército escocés corre colina arriba.
El flanco izquiedo es hasta ahora el único que va bien, así que se ordena un contraataque contra los milicianos con voulgue -esos agricultores borrachos- que son sorprendidos mientras luchan con nuestros infantes por una carga de caballería pesada por la retaguardia.
Ahora el flanco izquierdo ha sido completamente liberado (con grandes pérdidas para la caballería), pero el derecho está perdido y una fuerza combinada de caballeros templarios e infantería escocesa se interna por la ruta del acantilado, sorprendiendo a los arqueros. Se ordena que los arqueros que se hayan quedado sin munición (una unidad de arqueros regulares y las dos de arqueros de Sherwood) se lancen con sus espadas contra las tropas que suben por el angosto desfiladero (ver foto), mientras que el resto forma una barrera humana contra el flanqueo escocés.
Durante los combates subsiguientes, a la sombra de la colina, cae el capitán de la fuerza francesa -un tal Martin. Se ordena a los infantes que han liberado el lado izquierdo flanquear a las tropas que suben la colina.
Finalmente, gracias a los arqueros ingleses, los enemigos son expulsados del angosto sendero del precipicio y el comandante de la fuerza escocesa, Gawain, es capturado.
Entonces, quedando la mayor parte del ejército escocés en el flanco derecho, lo que queda de la caballería inglesa (bastante menos de la mitad) es enviado a hostigar las fuerzas escocesas, mientras los arqueros que han tomado parte en la batalla del desfiladero son enviados junto con la infantería del flanco izquierdo para rodear sus tropas.
Completamente rodeados, los escoceses claudican.