31 de enero de 2009

Valkyrie

Dado que cualquier lector (digno) de este blog, ya conoce los pormenores de la operación Valkyrie, paso a hablar directamente de la película.
Anoche fuimos a ver la película del inepto de Tom Cruise, yo entré en la sala con mi retaila de bufidos y aspavientos preparados, cual Maxi en una conferencia cualquiera.
Pero por improbable que parezca, volví a casa con todos mi repertorio de quejas sin desprecintar.
La película pese a no llegar ni por asomo a la categoría de "El hundimento", está muy bien, es fiel a lo hechos, está bien parida, y contra todo pronóstico no es un pila de efectos especiales aderezada con primeros planos de Tom Cruise.
No hay historia de amor, no hay conflicto paterno-Cruise, Cruise no gana al final ( yo ya me preparaba para lo peor )...
Pues nada de todo eso¡ La película es una narración si bien un poco superficial, exacta de lo acontecido en los días previos al 20 de Julio, y una somera invocación a las distintas motivaciones que cada uno de ellos tenía para involucrarse. en todo caso de lo que peca es de falta de minutos, en los que se pueda entrar en más profundidad en los personajes, ya que alguno parece un poco atontado y no lo era, y otros personajes no queda claro ni quienes son ni de donde han salido. Pero como en el trailer salen escenas que luego no se ven en la película, lo mismo existe luego una versión extendida que lo arregle.

El comentarista

Atención al tipo que comenta este video, es el asco convertido en carne. Como el tipo este sea igual de normal, tiene que ser la bomba.

27 de enero de 2009

El Comentaro del Odio: Crónicas del Mediador; Preludio

Mi masoquismo me supera.
Eso ya lo sabía, por supuesto. Es más, debí habérmelo imaginado. Cuando el que fuera director de mi instituto pasó por la puerta y nos pidió que cerrásemos los ojos, me imaginé lo peor.
Tras cinco minutos concentrándome en el aire que entraba por mis fosas nasales, frío, y salía, caliente, para después imaginarme que al entrar era de un color dorado y, al salir, azul oscuro, nos dejó abrir los ojos.
Él seguía allí, cosa que pude haber deducido por haber pasado el lapso de tiempo que nublaba mi visión sin poder desconectar mi audición. Al comprobar que, efectivamente, estábamos más relajados, procedió a exponer el motivo de su visita.
Me di cuenta de que eso venía precedido por la inevitable declaración de principios, que dura diez minutos, nos habla de la mediación que, según su entender, consistía en aprender a ponerse en el lugar del otro y saber escuchar.
Cuestión, qe no sé cómo, ni por qué, me he apuntado a esos cursos, y los primeros miércoles de febrero, de 14:00 a 15:00, me voy a ver obligado a volver a esa cárcel infernal de la que muchos pujan por salir.
Lo bueno es que quizá me dé material para el blog.

15 de enero de 2009

Al principio fue la línea de comandos

Neal Stephenson

HACE UNOS VEINTE AÑOS, a Jobs y Wozniak, los fundadores de Apple, se les ocurrió la muy extraña idea de vender máquinas de procesamiento de información para uso doméstico. El negocio despegó, sus fundadores hicieron un montón de dinero y recibieron el crédito que merecían como osados visionarios. Pero en esa misma época, a Bill Gates y Paul Allen se les ocurrió una idea todavía más extraña y fantasiosa: vender sistemas operativos de ordenador. Esto era mucho más extraño que la idea de Jobs y Wozniak. Un ordenador por lo menos tenía cierta realidad física. Venía en una caja, podía abrirse y enchufarse y se podía ver cómo parpadeaban las luces. Un sistema operativo no tenía ninguna encarnación tangible. Venía en un disco, claro, pero el disco no era, a todos los efectos, más que la caja que contenía el sistema operativo. El producto mismo era una serie muy larga de unos y ceros que, cuando se instalaba y se cuidaba bien, te daba la capacidad de manipular otras series muy largas de unos y ceros. Incluso los pocos que de hecho comprendían qué era un sistema operativo de ordenador posiblemente pensaban en ello como un prodigio increíblemente complicado de la ingeniería, como un reactor o un avión espía U-2, y no algo que pudiera llegar a ser (en la jerga de la alta tecnología) productizado.

Pero ahora la compañía que fundaron Gates y Allen vende sistemas operativos como Gillette vende hojas de afeitar. Se lanzan nuevas versiones de sistemas operativos como si fueran películas de Hollywood, con el respaldo de celebridades, apariciones en talk shows y giras mundiales. Su mercado es lo bastante vasto como para que la gente se preocupe de si ha sido monopolizado por una compañía. Incluso los menos inclinados a la técnica de nuestra sociedad tienen ahora al menos una idea nebulosa de lo que hacen los sistemas operativos; lo que es más, tienen opiniones sólidas sobre sus méritos relativos. Es ya un conocimiento compartido el que, si tienes un programa que funciona en tu Macintosh y lo pasas a una máquina Windows, no funciona. Esto sería, de hecho, un error risible e idiota, como clavar herraduras en las ruedas de un coche.

Una persona que entrara en coma antes de la fundación de Microsoft y despertara hoy, tomaría el New York Times de esta mañana y no entendería nada --o casi:


Ítem: el hombre más rico del mundo hizo su fortuna a partir de ¿qué? ¿ferrocarriles? ¿buques? ¿petróleo? No, sistemas operativos.
Ítem: el Departamento de Justicia está investigando el supuesto monopolio en sistemas operativos de Microsoft con herramientas legales que se inventaron para restringir el poder de los jefes de bandas de ladrones del siglo XIX.
Ítem: una amiga mía me contó recientemente que había interrumpido un (hasta entonces) estimulante intercambio de e-mails con un joven. «Al principio parecía un tipo tan inteligente e interesante --dijo-- pero luego empezó a ponerse en plan ``PC-contra-Mac''.»


¿Qué diablos está pasando aquí? Y ¿tiene futuro el negocio de los sistemas operativos, o sólo pasado? Lo que sigue es mi opinión, que es completamente subjetiva; pero, dado que me he pasado bastante tiempo, no sólo usando, sino programando en Macintosh, Windows, Linux y BeOS, tal vez no sea tan desinformada como para carecer por completo de valor. Este es un ensayo subjetivo, más crítica que artículo de investigación, y puede parecer injusto o sesgado comparado con lo que se puede encontrar en las revistas de PC. Pero, desde que salió el Mac, nuestros sistemas operativos están basados en metáforas, y, por lo que a mí respecta, es legítimo cuestionar cualquier cosa con metáforas dentro.

4 de enero de 2009

Wii Dance...

Hay episodios vergonzosos que es mejor olvidar... aunque claro, a nuestra edad ya no se puede pedir mucho más. La culpa es de no haber empezado a practicar antes como los macacos de los videos:

http://www.youtube.com/watch?v=6JzcqALklRs

http://www.youtube.com/watch?v=p9n3izL0HSA

2 de enero de 2009

Baviera, esa panda frikis

(Sir Thomas Malory dice: este relato, que tanto me ha recordado a El Último Gay de Escocia, no es mío. Sin duda el escritor está más sembrado que yo, y le pido que, si descubre esto, se lo tome como admiración y no como robo)

Kgw

(Nota previa: ¡anacronismos por doquier! ¡cachondeo! ¡la juerga padre! Luego no digas que no te avisamos)

Múnich, enero de 1419
Era una noche muy oscura aquel jueves por la mañana... o tal vez fuera martes... puede que incluso domingo. Lo que estaba claro es que:
1) era enero porque Federico de Ñion y Cifuentes se estaba congelando
2) era el año 1419 porque no se veía ningún taxi por la calle y la gente vestía como si fueran extras de Robin Hood 2.
A pesar de todo eso, Federico se armó de valor para preguntarle al mecánico que tal veía la avería del coche, que le había dejado tirado en ese rincón del mundo.

-Mire usted, la verdad es que a eso se le llama mala suerte ¡las cuatro ruedas pinchadas al mismo tiempo!
-¿Tan grave es? - preguntó - Es que se me hace tarde para la boda de unos amigos....
-Bufff, pues que quiere que le diga: ya sabe, esto es Baviera, somos un país pequeño, los repuestos tardan en llegar... y encima todavía no se le ha ocurrido a nadie extraer caucho para hacer ruedas... Eso sí, en cuanto se inventen las ruedas, le pido unas al instante. Pero póngale un par de siglos, más o menos
- O sea, que va a tardar un tiempo, ¿no? Vaya, pues entonces sí que voy a llegar tarde.... ¿podría usar su teléfono?
- ¡Pero, hombre! ¡Si tampoco se ha inventado el teléfono! Dicen que es cosa de un americano. Y como nadie ha descubierto América... Para eso va a hacer falta otro par de siglos
- Jo, pues menudo problema... ¿Y no hay ninguna manera de acelerar esto un poco? Porque si tengo que esperar muchos siglos, casi que la boda habrá acabado cuando llegue.
- Ya le digo. A lo mejor llega a tiempo de la boda del tataranieto de sus amigos... - el mecánico se rascó la cabeza, como si pensase en algo y añadió - Bueno, si le corre mucha prisa puede intentar ponerse al servicio de nuestro soberano. Total, sólo tiene que aumentar el poder Baviera, conseguir un puerto, descubrir América, encontrar árboles de caucho, refinarlo, convertirlo en ruedas y ya está.
- Mire, no es mala idea, después de todo. ¿Dónde está el soberano ese?
- Siga todo recto, a la segunda choza gire a la derecha. Entonces verá una casa muy, muy grande, pero de piedra. Eso es el castillo. Llame a la puerta y pregunte por el Duque Ernest. Diga que va de parte mía, y a ver qué tal le va.
- Está bien, pues muchas gracias.
- A mandar, hombre. a mandar.

Estamos en el castillo de Múnich. Después de haber convencido a los guardias de la puerta que no es un vendedor de enciclopedias - y eso que aún no se han inventado - Federico de Ñion y Cifuentes, se encuentra frente al duque Ernest, mandamás de Baviera, que se atusaba el bigote con fruición, y hasta alevosía:

- Así que usted quiere ser consejero real... ¿Tiene experiencia? - dijo el duque, mirándole a los ojos.
- Un montón, señor duque, con decirle que yo fui consejero de Rómulo Augústulo, no le voy a decir más - se ufanó Federíco-
- ¿Ese no fue el último emperador del Imperio Romano? Menudo consejero está usted hecho...
- No, si yo le decía: "No te acerques a los bárbaros, no te acerques a los bárbaros", pero nada, él ni caso. Si es que la juventud de ahora va a lo suyo.
- A mí me lo va a decir, tienen el seso sorbido con los juegos modernos. - el conde Ernest se acercó a su interlocutor y le dijo por lo bajini - Entre usted y yo, eso del ajedrez es un invento del demonio, lo que yo le diga.
- Cuánta razón tiene. Entonces, ¿lo del puesto de consejero?
- Creo que va a ser suyo, de todas maneras no se ha presentado nadie más. Los jóvenes, que no quieren trabajar duro, sólo irse de cruzadas y tonterías así. Tan sólo una pregunta más. ¿sabe usted Ofimática?
- ¿Eh? ¿Y eso qué és?
- Ni idea; no sé porqué me han entrado unas ganas enormes de preguntárselo.
- Ahh, vale. Entonces, ¿cuándo entro a trabajar?
- Pues por mí, si es ahora mismo, mejor que mejor. Hay tantas cosas que hacer: repartir presupuestos, contratar personal, entrenar tropas. .. Eso sí, si no le importa mucho, procure manterner Baviera independiente. Es que es un regalo familiar y quiero pasárselo a mi hijo , a ver si se le quita esa tontería del ajedrez de encima.
- Descuide, señor Duque. A sus órdenes, señor Duque.
- Hale, Don Federico, que le sea leve. Y ya me contará lo que se le ocurra.

Con estas palabras, el duque Ernest cerró la puerta tras de sí. Don Federico de Ñion y Cifuentes se sentó en la silla de su despacho y empezó a ordenar papeles. Tenía que conseguir unas ruedas para su coche lo antes posible. Y un teléfono... Así fue como comenzó una de las mayores epopeyas de la historia bavárica... baverina... bávara; eso, bávara: