31 de enero de 2010

4 cumpleaños











H y las gafas

Mi carga genética sale a flote... H ya necesita gafas


más Pérez Reverte

Al leer el de la tumba en Dinamarca he recordado este otro...

Hay un brillo inquietante en sus ojos cuando acuden cada sábado a la cita. Llegan uno tras otro, casi furtivamente, con sus cajas y reglamentos bajo el brazo, como los miembros de una cofradía clandestina, dispuestos a poner patas arriba la Historia. Algunos son tipos tímidos, solitarios. En apariencia, incapaces de matar una mosca.

Pero fíate y no corras. Bajo su aspecto gris ocultan un corazón de tigre, y cada fin de semana deciden sobre la vida y la muerte de miles de seres humanos. Saben de heroísmo, y de coraje; y de encajar impávidos los azares del destino y de la guerra, tal vez más que muchos de esos militares de verdad que a veces se cruzan por la calle, con su uniforme y sus medallas que a ellos les hacen sonreír disimulada, esquinadamente, con mueca de viejos veteranos.

Los jugadores de los llamados wargames o juegos de guerra de salón nada tienen que ver con el militarismo, o las ideologías. Del mismo modo que unos juegan al tenis, otros al póker, y otros a la herencia de Tía Ágata, los aficionados al asunto, que es una especie de ajedrez pero a lo bestia, reproducen sobre tableros, con las fichas apropiadas, situaciones estratégicas o tácticas de la Historia; y basándose en complicados reglamentos, intentan darle las suyas y las de un bombero a Rommel, por ejemplo, en El Alamein; o compartir gloria con Napoleón en Austerlitz; o dar la vuelta a la tortilla haciéndole la puñeta a Aníbal en Tresino, Trebia, Trasimeno y Cannas. La forma usual es un terreno reproducido en detalle sobre grandes tableros, y allí, con piezas, soldaditos de plomo o fichas adecuadas, se desarrollan los acontecimientos históricos y sus variantes, en largas operaciones de un realismo asombroso que llegan a durar horas, e incluso días.

Como masones, los adictos al género intercambian informaciones, reglamentos, experiencias. Hay especialidades, por supuesto: artistas del combate táctico a nivel de pelotón, capaces de batirse casa por casa durante días en los alrededores de la fábrica de tractores de Stalingrado, y genios de la logística que llevan tercios a Flandes por el camino español de la Valtelina entre las diez de la mañana y las ocho de la tarde de un mismo día. A algunos les gusta reunirse en grupos, haciéndose cargo cada uno de un bando, o un cuerpo de ejército, o de una simple unidad de infantería; y otros prefieren habérselas de tú a tú con el tablero, o con la pantalla del ordenador, que facilita el juego a solateras. En cuanto a sexo, predomina el masculino; aunque no faltan excepciones, como la novia de mi amigo Miguel -el hombre que más cargas de caballería ha ordenado en la historia de la Humanidad- , que es una moza dulce y apacible hasta que el fin de semana, ante el tablero, se convierte en una despiadada y lúcida táctica, capaz de cañonearse peñol a peñol con el Victory, o putear al general Dupont en Despeñaperros hasta que el maldito gabacho pide cuartel y misericordia.

Son la leche. Cuando los ves descargar adrenalina en sus excitantes aventuras finisemanales, compruebas asombrado cómo se transforman ante el tablero para compensar otra vida a menudo monótona, tal vez insustancial. De pronto, inclinados sobre los hexágonos del mapa, considerando los factores de movimiento entre Washington y Gettysburg o la potencia de fuego de una división Panzer en los campos embarrados de Smolensko, les aflora toda la seguridad, toda la pasión, todas las cualidades buenas o malas reprimidas en el día a día: abnegación, buen juicio, crueldad, rapidez, egoísmo, iniciativa, sacrificio. Y comprendes que resulta imposible saber lo que cada ser humano, incluso el de apariencia más torpe, bondadosa, malvada o gris, atesora en su corazón o su cabeza.

Y además, comprendo el placer personal intenso, fascinante, de hacerle trampas a la Historia. De romperle los cuernos a Bismarck en Sedán, o destrozar los cuadros escoceses en Waterloo. O volver a la oficina el lunes por la mañana y dirigirle al imbécil de tu jefe una sonrisa enigmática que él nunca entenderá, ignorante del momento de gloria infinita que viviste a las tres de la madrugada de ayer, cuando, tras doce horas de combate, encendiste con mano temblorosa un cigarrillo para contemplar desde el alcázar del Santísima Trinidad, entre los mástiles derribados y los pasamanos hechos astillas, como ardía la escuadra inglesa frente al cabo Trafalgar.


Arturo Pérez Reverte, El Semanal, 1996.
(Este artículo está incluido en el libro “Patente de corso”, de Ed. Alfaguara, 1998).

29 de enero de 2010

Hasta la portada de The Economist




Y es que no se si servirá para nada, pero la verdad es que parece muy chulo. Uno de los puntos fuertes de Apple siempre fue el diseño y el marketing

28 de enero de 2010

25 de enero de 2010

Diálogos del metro, querer o no querer

Buenas,

Aprovechando un rato de descanso empiezo mi particular "columna del odio", aunque me cueste más que a otros compañeros manifestar esa sensación que tan a menudo nos invade.

Bien, el tema es que con la condición de padre ya bien asentada he cambiado bastante los horarios para ir a la UIB, y muchos días cojo el metro a horas poco frecuentes, como media tarde o pasadas las 9 de la noche. Y ahí es donde aparece destacada una fauna que no se puede apreciar en su plenitud en las horas de máxima afluencia, donde se diluye entre la marea humana. En fin, que a esas horas el metro va casi vacío, con media docena de personas en cada vagón, lo que te permite ser partícipe de conversaciones privadas, con sus consecuencias.

Para aumentar más la sensación de soledad, buena parte de estos compañeros de viaje pertenecen a las subespecies más propensas a generar odio, como son estudiantes de letras, jóvenes "nini" que se van de farra o amas de casa con ganas de cháchara. En fin, cada cierto tiempo tengo ocasión de comprobar que este mundo es injusto (como es posible la existencia de estos especímenes) y de que la superpoblación podría tener soluciones.

Os dejo como ejemplo la anécdota de un viernes tarde: dos chicas de unos 15 años se suben en Son Sardina para ir al centro a reunirse con otros miembros de su casta. Me ahorro la descripción, basta decir que llevan las uñas de color chillón y la melena hasta la cintura con mechas. Yo estaba atento a mi portátil y no prestaba demasiada atención, pero este tramo de la conversación no tiene desperdicio.

Se habían sentado mirándose la una a la otra con los pies en el asiento, y al llegar a la siguiente estación casi se caen al frenar el metro. Entonces una le dice a la otra entre risas (más o menos, no recuerdo todo palabra por palabra):

- Mira tía, esto es lo que decía la profe el otro día. Es como cuando vas en un coche y frenas, y parece que te quieres ir hacia delante contra el cristal.

- Ah, pues serás tu, tía, cuando a mi me pasa yo no me quiero ir del asiento.

La chica que iba en frente de ellas (universitaria) soltó una carcajada y yo me tuve que abstener a duras penas. Además la pose y el tono de voz no se pueden reproducir, lo dijo como ofendida, en plan "yo no quiero que me pase, serás tu la que quiere irse para adelante porque eres un poco masoca". Creo que mi alma de físico se rebulló un poco contra esto, y debieron ver la cara que puse, porque se dejaron de risas tontas y se callaron un ratito.

En fin, intentaré ir escribiendo otras perlas que se escuchan en estos casos, que desde que volví de Scotchland he estado vagueando por el blog.

Saludos a todos.

21 de enero de 2010

Dilbert

Muy grande Dilbert



Dedicado a todos los tocacojones que necesitan cien palabras y media mañana para enviar un archivo adjunto a alguien que te acaba de enviar un email en que lo solicita

20 de enero de 2010

Seguidores

Compruebo al entrar que tenemos siete seguidores, ¡Qué ilusión!. Ilusión que desaparece al comprobar que somos nosotros; WAS, la Mediana, Sir Thomas Malory, Dante... Un, momento, ¿Quién es ese Dante? ¿Alguien lo conoce? ¿Qué se le ha perdido por aquí? Que de la cara.

Y aún es más todavía tenemos otra seguidora Sofía Alejandra Tarazona Maldonado (que con ese nombre debe tener más sangre azul que la reina de Inglaterra) y que yo en mi humildad también desconozco.

Así que les exijo que se presenten que aquí somos 4 gatos mal contados y queremos saber quién conoce nuestros planes elitistas de dominación mundial y sometimiento de los demás a nuestra voluntad.

17 de enero de 2010

Resarcido

Con respecto a la proeza anunciada por Sir Thomas, aquí está el vídeo reivindicativo.




Bastará que digáis " yo saqué un 10 en Física ", para que digan " he aquí un empollón"

hasta un mono entrenado puede...

la mítica frase de J Carot "esto lo sabe hacer hasta un mono"

Patente de corso, por Arturo Pérez-Reverte

UNA TUMBA EN DINAMARCA

Desde hace doscientos dos años, en un lugar perdido de la costa danesa frente a la isla de Fionia, donde siempre llueve y hace frío, hay una tumba solitaria. Tiene una cruz y dos sables cruzados sobre una lápida, y está pegada al muro del cementerio de San Canuto, en Fredericia. De vez en cuando aparece encima un ramo de flores; y a veces ese ramo lleva una cinta roja y amarilla. Esto puede llamar, tal vez, la atención de quien pase por allí sin conocer la historia del hombre que yace en esa tumba. Por eso quiero contársela hoy a ustedes.

Se llamaba Antonio Costa, y en 1808 era capitán del 5.º escuadrón del regimiento del Algarbe: uno de los 15.000 soldados de la división del marqués de la Romana enviados a Dinamarca cuando España todavía era aliada de Napoleón. Después del combate de Stralsund, la división había pasado el invierno dispersa por la costa de Jutlandia y las islas del Báltico. Al llegar noticias de la sublevación del 2 de Mayo y el comienzo de la insurrección contra los franceses, jefes y tropa emprendieron una de las más espectaculares evasiones de la Historia. Tras comunicar en secreto con buques ingleses para que los trajesen a España, los regimientos se pusieron en marcha eludiendo la vigilancia de franceses y daneses. Por caminos secundarios, marchando de noche y de isla en isla, acudieron a los puntos de concentración establecidos para el embarque final. Unos lo consiguieron, y otros no. Algunos fueron apresados por el camino. Otros, como los jinetes del regimiento de Almansa, recibieron en Nyborg la orden de sacrificar sus caballos, que no podían llevar consigo; pero se negaron a ello, les quitaron las sillas y los dejaron sueltos: medio millar de animales galopando libres por las playas. En Taasing, viéndose perseguidos por los franceses y cortado el paso por un brazo de mar que los separaba de la isla donde debían embarcar, algunos del regimiento de caballería de Villaviciosa cruzaron a nado, agarrados a las sillas y crines de sus caballos. De ese modo, cada uno como pudo, aquellos soldados perdidos en tierra enemiga fueron llegando a Langeland, y 9.190 hombres –sólo unos pocos menos que los Diez Mil de Jenofonte– alcanzaron los buques ingleses que los condujeron a España; donde, tras un azaroso viaje, se unieron a la lucha contra los gabachos.

Como dije antes, no todos pudieron salvarse: 5.175 de ellos quedaron atrás, en manos de los franceses. Algunos terminarían alistados forzosos en el ejército imperial, en la terrible campaña de Rusia –a ellos dediqué hace diecisiete años la novelita La sombra del águila–. Otros se pudrieron en campos de prisioneros, o quedaron para siempre bajo tres palmos de tierra danesa. El capitán Antonio Costa fue uno de ésos. A causa de la indecisión de sus jefes, el regimiento de caballería del Algarbe perdió un tiempo precioso en emprender su fuga hacia la isla de Fionia, donde debían embarcar. Por fin, cuando Costa, un humilde y duro capitán, tomó el mando por propia iniciativa, desobedeció a sus superiores y se llevó a los soldados con él, ya era demasiado tarde. En la misma playa, casi a punto de conseguirlo, el regimiento fugitivo vio bloqueado el paso por el ejército francés, con los daneses cortando la retirada. Furioso, el mariscal Bernadotte exigió la rendición incondicional, manifestando su intención de fusilar a los oficiales y diezmar a la tropa. Entonces el capitán Costa avanzó a caballo hasta los franceses y se declaró único responsable de todo, pidiendo respeto para sus soldados. Luego, no queriendo entregar la espada ni dar lugar a sospechas de que había engañado o vendido al regimiento llevándolo a una trampa, se volvió hacia sus hombres, gritó «¡Recuerdos a España de Antonio Costa!» y se pegó un tiro en la cabeza.

Así que ya lo saben. Ésta es la historia de esa lápida pegada al muro del cementerio de San Canuto, en Fredericia, Dinamarca. La tumba solitaria de uno que quiso volver y pelear por su patria y su gente. Reconozco que eso no suena políticamente correcto, claro: pelear. Esa palabra chirría. Tan fascista. Nuestra ministra de Defensa habría criticado, supongo, la intransigencia dialogante del tal Costa –maneras autoritarias y poco buen rollito, misión que no era estrictamente de paz, gatillo fácil–; y monseñor Rouco, nuestro simpático pastor de ovejas, su falta de respeto a la vida humana, empezando por la propia, incluido un serio debate sobre si, como suicida, tenía derecho a yacer en tierra consagrada, o no lo tenía –igual hasta era partidario del aborto, el malandrín–. Lo mío es más simple: el capitán Costa me cae de puta madre. Su tumba solitaria me suscita un puntito de ternura melancólica. Ese cementerio lejano, frente a un mar gris y extranjero. Por eso hoy les cuento su vieja, olvidada historia. Por si alguna vez se dejan caer por allí, o están de paso por las islas del Norte y les apetece echar un vistazo. A lo mejor hasta tienen unas flores a mano.

15 de enero de 2010

Recuperación

He recuperado aquel fatídico examen con un 10. A la pregunta de mi profesora, de si quedaba satisfecho, no he podido por menos esbozar una sonrisa: resarcido quedo.

12 de enero de 2010

napoleónicos

Este sábado jugué a esto, y es muy diferente de NBS pero divertido. En dos horas tienes una pequeña partida terminada.
Y una inspiración para las prácticas de la UNED?

Links interesantes

Cuando esto este disponible, los ordenadores de verdad serán portátiles.

Física entretenida.

Gracioso mix retro sólo para mayores de 30 años

Me lo voy a pasar bomba....

H ya empieza a jugar con los playmobil... me lo voy a pasar BOMBA¡¡¡¡

Este ya lo tenemos


pero lo mejor está por llegar...



11 de enero de 2010

Navidad (no todo es malo)

Esta navidad ha tenido sus cosas buenas, no todo ha de ser hipocresía, felicidad forzada, celebraciones obligatorias y compromisos pseudo-familiares. Los niños de 3 años justifican la locura navideña.

La cabalgata de los Reyes Magos


Jugar a la Wii con Hugo

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Chocolate¡¡¡¡


Levantarse tarde


Los regalos


Los amiguitos




Pintar


Pintar con María


Construir cohetes con María


Jugar todos a la Wii


Conspirar con María


Leer cuentos con María


En fin... que es muy dura mi vida...

La nieve

Como soy un moña y han caído cuatro copos en la roqueta, me he llevado a H a ver la nieve y a que me tire bolas, que de lejos ha sido lo que más le ha gustado.


8 de enero de 2010

Ecografía semana 34

Pues hoy os coméis una "foto" prenatal de mi hijo, que por lo visto va a ser un pequeño chupa-chups. Menuda cabeza!








3 de enero de 2010

De prácticas

Hoy mi mujer y yo hemos cuidado de los hijos de mi cuñado, una niña de casi 2 años y un niño de 4. Este era nuestro regalo de Navidad ( noche de hotel incluida) ya que nunca pueden contar con canguros y pensamos que 24 horas sin niños supondría un buen cambio.

De paso yo así me enfundaba la "L" de papá en prácticas y hacía un especie de viaje al futuro, un futuro extenuante.

Extenuante por muchas cosas, pero por ejemplo porque he aprendido que hacer que dos niños hagan la siesta al mismo tiempo es sólo para profesionales de la paternidad cosa de la yo todavía estoy muy lejos, descansar hoy me ha sido vetado. Todavía estoy en el nivel novato, en el que me dan puntos por cambiar el pañal. Y claro si no consigues que los dos duerman a la vez, consigues siempre tener algo que hacer, obviamente.

Un niño de 4 años despierto y fuera de su casa (habitat natural) es como un torbellino de adenalina que arrastra consigo todo aquello que toca. No puedes tenerlo en una casa todo el día o corres el riesgo de cortarte las venas ante el intento de contener esa energía. No puedes sacarlo a pasear y jugar con él porque el escondite y el pilla-pilla dejan de tener gracia a la vez que hace 50 (para tí, él saca fuerzas de la hormona infantil tocaloscojonesina). Todo esto si su hermana duerme, si no lo hace hay que recurrir a la profesionalidad de la televisión o de los castillos infantiles. Porque no he comentado que aquí en Euskadi la lluvia es un modo de vida, no un fenómeno meteorológico. Así que bajo techo todo.

Por otro lado el archienemigo, la némesis del niño, es obviamente su hermana, cuyo principal objetivo es complicarle la vida a su hermano y por consiguiente a tí. Los mejores juguetes son los de su hermano y más concretamente los que su hermano tiene en ESE momento... y creedme es muy difícil ser más listo que una mujer aunque tenga dos años.

Todo esto sin contar con la cantidad de cosas que haces en el doble de tiempo que unos padres porque no tienes práctica. O la cantidad de veces que hay que volver atrás para recoger trastos que sólo posteriormente se demostrarán inútiles, la cantidad de veces que te quitas y te pones la chaqueta ( el sudor viene y va con un niño de cuatro años).

Total que ahora al rememomar el día me doy cuenta de que mis sobrinos se han portado estupendamente, se lo han comido todo, la pequeña ha necesitado cambiar de pañal un número mínimo de veces, han jugado con tranquilidad en casa, hemos jugado al escondite sin salirnos de la zona marcada (al menos 49 de las 50 veces) y aún así me siento como el negro de arma letal cuando decía " soy demasiado viejo para esta mierda". Espero que sea la práctica, porque si no...

De todas maneras el año que viene les regalaremos un libro.

1 de enero de 2010

Un nuevo año diferente

Parece ser que este año va a ser realmente diferente para mí. Y creo que para alguno más también. Así que aprovechando para probar la pijada esta que me he descargado para postear desde el teléfono felicito el año.

Os deseo a todos un año feliz en el que mucha de la gente que nos rodea en el trabajo sufra muchas afonías y no nos castigue los oídos con sus opiniones, siempre prescindibles y que nos premien con su indiferencia.