29 de junio de 2008

Análisis del fotolog ajeno


Saludos. Me llego de nuevo a este lugar de erudición para hablar de lo bonita y edificante que es la brisa veraniega sobre mi pelo mientras estoy apoyado en mi balcón, observando al resto de la gente inmersa en sus quéhaceres cotidianos. De lo tranquilizante que es escuchar One Blood, de Terence Jay, mientras el Sol me quema la piel de los brazos. Del sonido de las olas al romper contra las blancas costas, y de las gaviotas revoloteando en busca de basura.

Ahhhh, sí, basura.

Basura, basura infumable, es lo que se puede encontrar un alma ingenua e inocente como la mía. Un alma ingenua e inocente, y reprimida, que como no puede contestar a ese test en un comentario, lo contestará aquí, a espaldas y escondidas, como una buena cortesana francesa del Versalles del siglo XVIII.

1. Ese trocito de comida que se te queda entre los dientes y no puedes elminar, esa caca de perro que se te pega al zapato sin que lo notes, esa llaga del cielo de la boca que no puedes dejar de lamer, ese picor en la oreja mientras te cortan el pelo...

2. Sí, me has fallado. Me has fallado varias veces, ya que no sólo no te plantaste delante de los tanques en Tiananmen, sino que no te tiraste sobre ellos gritando y maldeciendo para que te volasen la cabeza, llenando el espacio de ese sonido que hace un bote vacío al abrirse. Me fallaron tus padres al no abortarte o, en su defecto, venderte a algún tratante de esclavos por una gallina y un par de cabras.

3. Cuando la Seguridad Social hizo bien su trabajo trayéndote a este mundo sin matarte antes. El mundo me decepcionó entonces, al no hacer otro Nüremberg para juzgar a los perpetradores de tan tremendo crimen, claro, que tú no lo sabías, tenías una edad mental aún menor (no demasiado) a la que ahora muestras sin pudor, ni temor a ser marginada.

4. Digamos que... si te metieses una bolsa en la cabeza, te atases las manos a los pies y te tragases una hucha mientras te tiran al mar de Azov, en pleno diciembre, y te encontrasen un mes más tarde, con el cuerpo putrefacto y aún más hinchado, si cabe, me caerías bastante mejor. En cuanto al carácter... he visto películas iraníes más divertidas.

5. Si lo que quiero es hacer una operación matemática más compleja que sumar tres cabras y dos ovejas, la verdad es que confiaría más en un mono con una calculadora y un plátano metido en la nariz. Ahora, en lo de hacer el ridículo, eres una verdadera mina.

6. Si te dejases influenciar ya haría tiempo que no existirías. Es más, si tu madre se dejase influenciar, nunca lo habrías hecho. Como dice el Talmud, si todos tus amigos coinciden en llamarte burro, ve y átate a un dogal.

7. Sí, tanto como el Parlamento Italiano.

8. Descorchar una buena botella de Champagne, bebérmela y hendirte el cráneo con ella.

9. Sí, en la Transilvania del siglo XVI, mientras conversaba animadamente con Vlad sobre los quilos de sobrasada que te podríamos sacar.

10. Hummm, ¿La Mantis? (por aquello de fagocitar a la presa), o Ahmadineyad, por la mala leche que te gastas.

11. No lo sé, pero escribir bien no es una de ellas. Supongo que te saltaste esa clase y la de saber estar junto a mi tío. Sin embargo, tanto tú como él tenéis algo bueno, hacéis que me ría (de vosotros).

12. Te los enumeraría todos, pero no estoy seguro de no perderte por el camino. Por el momento tan sólo piensa que soltarte en medio de un circo romano para entretener a un grupo de ex-presidiarios sería una obra de caridad sólo equiparable a cambiarte por un niño nigeriano (aún con el riesgo de que devorases a toda su tribu).

13. No, no quiero conocerte bien. Por el momento me basta con saber de ti que de tener cerebro habrías abandonado este planeta en busca de formas de vida más parecidas a ti, como Galactus, el Devorador de Mundos.

14. Ya es muy tarde para cambiar nada. Creo que lo mejor para ti es que te retires a una bonita vida en simbiosis con alguna medusa que te picará durante el resto de tu vida, que, por fortuna, no te será demasiado larga.

15. Creo que ya he usado suficientes metáforas para intentar darte una idea de a quien te pareces. A mí siempre me has parecido un mono con hemorroides, pero es que dejas llevar mi imaginación.

16. Si tienes un concepto de 'qerer' lo suficientemente amplio como para incluir al mono, sí, te 'qiero'.

Y me despido. Como diría un amigo mío, godene maane.

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