18 de febrero de 2009

Delegar Competencias

El texto que reproduciré a continuación viene de un e-mail que me mandaron hace unos días. Me pareció curioso, y por eso decido pegarlo aquí.


Cierto día, un día aburrido y monótono en una empresa aún más aburrida y monótona, el director de dicha empresa daba vueltas a su despacho sopesando cuidadosamente una controvertida cuestión.

-¿Me amará mi mujer? -se decía- ¿o es que sólo me quiere por mi dinero?

En esto que entra el subdirector de la empresa con un dibujo de su hija de cinco años en la mano, sin nada que hacer, y, cuando se dispone a enseñárselo al director, éste le replica:

-Tienes que averiguar si mi mujer me ama o sólo está conmigo por mi dinero. Te doy una hora.

Y se sienta en su sillón para intentar resolver un cubo de Rubbick, actividad que deja unos minutos más tarde para ponerse a gastar bromitas telefónicas.

El subdirector, entretanto, se va a la sala de juntas, donde todos los accionistas de la empresa se están tomando un café. Discuten sobre política, y algunos tiran avioncitos de papel. Salta a la vista que ninguno de ellos tiene nada que hacer.

El subdirector expresa el problema con las siguientes palabras:

-El jefe quiere saber si cuando se tira a su mujer, ella accede por amor o por dinero. Tenéis 45 minutos para dar con la respuesta.

Algunos se levantan para dar una vuelta y meditar, otros se quejan por la delegación de competencias, algunos de ellos roncan y otros sencillamente nunca se dieron cuenta de que aquello iba con ellos.

Uno de los que se levanta se encuentra al relaciones públicas de la empresa enzarzado en una discusión con una máquina expendedora sobre el cambio, evidentemente sin nada que hacer.

-El jefe quiere saber si su mujer se lo trajina por amor o por dinero. Tienes un cuarto de hora para darme la respuesta.

El relaciones públicas sale corriendo, baja hasta la primera planta, y se encuentra la mesa del becario, hasta arriba de papeles, con una cinta en la cabeza y más agobiado que cualquier ser que hubiesen conocido.

-Escucha, tú, el director quiere saber si su mujer se acuesta con él por dinero o por trabajo. Tienes 5 minutos para responder.

Entonces el becario, sin levantar la cabeza del trabajo, contesta.

-Es por amor.

Cuando el subdirector, el accionista que había encontrado al relaciones públicas, y el relaciones públicas se lo dicen al director, éste queda impresionado ante la presteza de la respuesta del becario.

Baja para hablar con él y le pregunta que cómo puede estar tan seguro.

En ese momento, el beario, ya harto de que no le dejen trabajar en paz, salta y exclama:

-¡Porque si fuese por dinero también lo tendría que hacer yo, joder!

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