17 de febrero de 2010

De parto

Son casi las 4 de la mañana y estoy en Son Dureta. Efectivamente mi señora se ha puesto de parto. La cosa comienza inadvertidamente como un " tengo unas molestias" que en unas 4 horas se han convertido en contracciones periódicas, demasiado periódicas, vamos como un reloj.
Ahora estoy en la sala de espera mientras deciden si ya está o no, si se queda o nos vamos. Qué tensión! Al principio fui el hombre de acero pero poco a poco me voy conviertiendo en el hombre flan.

Tras unos interminables minutos, hay poca dilatación, "mejor esperáis en casa, aguanta lo que puedas y vuelves"

Y vuelves a las 7 de la
mañana, entre tanto mi mujer se ha portado como una jabata, ahora entiendo porque somos el Sexo débil, yo he intentado relajarme, creo que lo he conseguido, he intentado dormir, y creo que no lo he logrado.

Esta vez sí nos dicen que nos quedemos, qué vértigo! Antes estuve solo, pero ahora comparto sala de espera con otros infelices como yo. El día que parecía que nunca iba llegar, llega y nos pilla a todos con la misma cara de gilipollas, esa cara de aquí no pasa nada, yo estoy tranquilo...

Al cabo de un tiempo interminable me dejan pasar, justo a tiempo para ver como le colocan la epidural, mientras de un paritorio mas abajo una mujer deja bien a las claras lo que nos espera con sus sonoros llantos. Bendita droga, mi mujer ya es otra, de hecho se está quedando dormida. Pero eso me deja a mí solo frente a frente con mi destino...tengo toooodo el tiempo del mundo para pensar en lo que se me viene encima. Y es que en ese momento el tiempo pasa muy despacio, que voy para aquí, para allí, miras la gráfica de las contracciones y del ritmo cardiaco de tu hijo... ahora ha bajado un poco el ritmo, hay un poco de bradicardia, dejas de respirar, falsa alarma. Ahora vienen a ponerle oxitocina para acelerar la cosa.... Qué largo se hace, Dios mío!





Tras unas horas en las que no sabes nada ( ingenuo de mí pensaba que pasarían cada cuarto de hora) llega alguien y te dice ya está dilatada de 8. Yo que de matemáticas sé un rato pienso de 4 a 8 ha pasado tanto, pues de 8 a 10 queda menos, pero todo parece indicar que nos movemos a velocidades relativistas porque pasan otras horas interminables hasta los 10.

Tachán por fin, ahora esto ya está.... Ja ja y ja ahora tiene que bajar, te acuerdas de Hipocrates y de toda su maldita estirpe, vamos hombre, no me jodas. Las dos del mediodía y yo pensaba ya ser papá. Vivo en los mundos de Yupi. Ahora... Ahora toca empujar, y te dejan a tu señora y a tí en la habitación y le dicen "cuando notes la contracción empuja" Nos dejan a los dos solos, en realidad ella sola porque yo para que nos vamos a engañar allí no sirvo para nada, para aguantar la cabeza y sufrir al ver como cada vez mi mujer sufre más y está más cansada.

Al cabo de una hora y pico así, llega la ginecóloga y me dice que está allí pero que no acaba de salir y efectivamente "abre" y me enseña la cabeza, ese momento es indescriptible. Llega la hora de ir al paritorio. Allí hay tanta gente como en un autobús en hora punta. Son las cuatro y diez... ahora sí que se le ve la cabeza y sale, y luego sale el niño... Y entonces pasa lo que pasa, que lloras, lloras como hace mucho que no lo haces, lloras como una magdalena, lloras delante de siete mujeres sin poder parar, lloras al ver a tu hijo, al ver a tu mujer ( a mis ojos una heroína), lloras al sacar 16 horas de tensión de tu cuerpo.













2 comentarios:

J.J Obieta dijo...

Zorionak!!! Menos mal que ha salido guapo como su amatxu

Antonio J. Díaz dijo...

Felicidades a los tres, y Joan, bienvenido al grupo de las marujas lloronas de paritorio. Eso sí, has estado al pie del cañón.

Ahora a disfrutar al pequeño y a cuidaros los tres. Me alegro mucho de que todo haya ido bien y de que tengamos un futuro ególatra más!