26 de febrero de 2006

Cuentos de Scotchland: Winter Sun

Después de la borrachera de juego del otro día, hoy escribo un tema algo más sobrio: una de las explicaciones de la devoción en estas tierras a la simulación, videoconsolas, punto y ganchillo y entretenimientos varios.

A todo el mundo le enseñan que el sol sale por el este, pero eso es más impreciso que la que las fórmulas que copiábamos en la carrera. En invierno, el sol sale por estas tierras por el sur y se pone por el sur también. Es decir, que durante el solsticio de invierno sólo hay sol de 10 a 14 (y da gracias si el weather te deja verlo). Además está tan bajo (no pasa de 20º) y se levanta tan poco que los (pocos) días despejados tienes la impresión de estar en un atardecer desde que sale. Además es tan tenue que no llega a derretir el hielo de la noche y no calienta cuando da directamente. Para que os hagáis una idea, un edificio de sólo planta baja tapa completamente el sol en la calle adyacente. Casi te tienes que subir a una colina para verlo! Además, calienta tan poco que los días despejados (sí, también los hay, escasos, pero los hay) son los más fríos del año y si tienes la “suerte” de tener dos o tres seguidos la temperatura se queda entre -10 y -5 durante las 24 horas. Incluso en los días nublados la diferencia día/noche es muy pequeña en temperatura, nunca sube más de 5º.

Desde luego es una experiencia, y hace fácil eso de trabajar de sol a sol. En los campos de fútbol (hay unos 8 juntos en el campus de St Andrews) es una extraña impresión ver la sombra tan larga a mediodía, pero es lo que hay. Al menos sale, no como en San Petersburgo y otros lugares perdidos por el norte. Por suerte, no tengo fotos del asunto, y espero no estar por aquí otro invierno para sacarlas, pero cuando se hace oscuro antes de las 4 puedes entender la devoción de esta gente por nuestra amiga la botella y por irse al sur de vacaciones incluso en pleno invierno.

Cheers!

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