12 de febrero de 2008

La Columna del Odio: Alejandro, en el país de los Incas

Existen unos premios, supe el otro día, los premios Darwin, que se lleva la gente que muere de forma idiota (o se queda sin aparato reproductor) y cuya muerte ha sido causada por la persona misma.
Pues mi tío va a ganar ese premio. Cuando se fue a Perú, hace una semana, pidió a la familia dinero, en cantidades ingentes. La familia le aconsejó no gastar el dinero, pero él no pareció entenderlo.
A su llegada al Perú (regido por el mismo aparato del que ya hablé antes) en busca de lo que él ha dado en llamar 'su mujer' y 'sus bebes', a pesar de no haberlas visto nunca, llegó, como era de esperar, cargado de regalos, y con la cabeza afeitada. Esto podría haber supuesto un problema, pero los regalos lo solucionaron, supongo.
No supimos de él en unos días, y cuando ya nos habíamos formado esperanzas de que las FAR por una vez hiciesen su trabajo como es debido, nos llama. Resulta que, según palabras textuales: 'estoy súper feliz, con la mujer a la que amo, y resulta que soy un padrazo y un buen marido, y aquí la gente me trata súper bien...'.
Lo de los testículos que comentaba antes, y en entradas anteriores.
Sigue vivo, pensé en ese momento. No fue un sentimiento de aversión inicial, pero sí fue seguido por una honda depresión que dejó su marca en la manera de dormir.
Hace poco nos llamó, puesto que se había gastado los 1.000 euros, en Perú, el tercer mundo, allá donde Dios perdió la sandalia, en 10 días, invitando a esa familia de chimpancés idiotas (idiotas por acoger a mi tío... y chimpancés... por lo mismo) a copas, regalos a cuñados e 'hijas' ('bebes', en su oscura lengua), y a 'la mujer que amo', a saber lo que le habrá comprado.
Llamó que necesitaba dinero, mas no le ayudamos. Claro que no. toda la familia le previno.
Entonces jugó su baza más arriesgada, la última opción. Cogió el teléfono y marcó el número de Aquél a quien no nombramos, en su oscura tierra en Ciudad de Querétaro, cerca del mar, donde una coalición unida de abogados y su ex mujer lo confinó durante la última de las Grandes Guerras.
Mas él sigue allí, preparando su venganza final. de momento ha comenzado con los chistes machistas y el 'mujer tenía que ser', pero intenta pervertirme, son mis Tentaciones particulares.
El caso es que en esa oscura tierra sonó un teléfono, y Él lo cogió. Y, tras advertirle que no le daría dinero, el tío se lo pidió, en un alarde de valor digno de Leónidas el Espartano.
Claro, las consecuéncias que tiene eso él no las vendrá (al menos hasta que vuelva, si lo hace, dentro de un mes), pero el que Lo sufre a Él soy yo.
Apoyo a Xu, genocidio selectivo ya.

3 comentarios:

WAS dijo...

Pues si, los premios Darwin son unos viejos conocidos... para más detalles, buscad en google:

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El resultado es un clásico

Unknown dijo...

Lo de tu tío, no puede ser cierto. Te lo estás inventando. Ahora sí, que me pica la curiosidad por saber la historia completa, tiene que existir alguna explicación razonable a todo eso... no??¡¡

Unknown dijo...

Es cierto, y yo no puedo creer en un Dios que permita estas cosas.
Una historia racional, no existen explicaciones racionales para las grandes historias, dicen. Y aunque ésta no lo es, y me ha dado para una larga tirada de Columnas del Odio.
La historia de mi tío es una historia oscura y siniestra (no lo digo por decir) guardada celosamente en los oscuros anales de la Familia.