4 de julio de 2006

Cuentos de Scotchland: Graduation cerimony

Hoy voy a escribir sobre uno de los momentos más absurdos de cuantos he vivido en las tierras del whisky. Al acabar el curso hay una ceremonia, algo parecido a las de las películas americanas pero al estilo británico, es decir, más serio y formal (hasta que corren las birras por la tarde). Para entendernos: los padres vienen a ver como sus hijos se sientan en filas con las togas y birretes, hay discursos de personalidades y representantes del profesorado y los alumnos, se entregan los diplomas y finalmente toca la banda. Se celebra en el salón central (estilo Harry Potter) y para más detalles el año pasado la reina estuvo presente (se graduó uno de los príncipes).

Hasta ahí bien, pero hay algunos otros puntos curiosos. Por ejemplo, es costumbre que se celebren recepciones a los nuevos graduados y sus padres en la sala común de los departamentos (es decir, el salón que tenemos a nuestra disposición con sillones y útiles de cocina), a la cual asiste el profesorado, etiquetados para poder ser identificados. Imaginad la escena al presentar ciertos profesores a los padres, cosas como “usted es el que suspendió a mi hijo” o “nos lo imaginábamos distinto por lo que nos contaba fulanito”. Claro que miembros exóticos atraen mucha atención, como el FRS que tenemos o los de distintas nacionalidades (contrastan con tanta falda y tanto tartán). Otros años me había conseguido escapar, pero en este me pescó el jefe de departamento y tuve que estar allí, aunque por suerte sólo he dado primeros y segundos, así que no conocía a ninguno de los estudiantes. Aún así tiene gracia ver los padres de algunos engendros estudiantiles, y además es “priceless” que por un día los estudiantes vayan de gala y el profesorado de calle.

Otro detalle es la juerga que se meten después de la ceremonia. Esa noche siempre hay altercados por culpa de los borrachos, y para mucha gente la fiesta dura varios días, normalmente hasta final de mes en que acaban los alquileres y se vuelven a casa (donde los padres ya llevan un tiempo lamentando la clase de vástago que han criado, claro). Y eso que la mayor parte son gente de pasta; durante esos días St Andrews se llena de Mercedes, Rolls-Royces y SUVs (ese tipo de coches para los que la gente común necesita una nueva hipoteca por 40 años para pagar una llanta), así que la densidad de hijos de papá por aquí es inusualmente alta.

En fin, lo bueno para este servidor es que luego hay sándwiches, pasteles y bebidas gratis en el departamento (left overs) durante unos días. Además, este año hizo un tiempo fatal, así que fue divertido ver faldas escocesas y vestidos de largo empapados o flotando en el aire, peinados arruinados, cámaras mojadas y otros pequeños divertimentos…

Cheers!

1 comentario:

Unknown dijo...

espero que exista soporte fotográfico de todo, vaya tostón, no me imagino nada parecido por estas tierras.