Al viajar a Berlin me olvidé el cargador del móvil, así que para evitar quedarme sin batería pasé la mayor parte del tiempo con el aparatito apagado.
Al volver decidí hacer lo mismo, y lo tuve apagado durante intervalos bastante grandes.
Al encender el móvil, pocas o ninguna vez me había llamado nadie. De tal manera que desde hace unos días vengo haciendo una estadística sobre la utilidad real de este aparatito para mi.
Voy descubriendo que, a parte de que nadie me necesita (porque los días que más tráfico genero, es una llamada de alguien que vende algo) cuando yo tengo que llamar a alguien es por alguna estupidez, y que el mundo seguirá existiendo aunque no la diga.
Ahora, viernes por la tarde, se incia el fin de semana y con él la prueba de fuego. Lo voy a dejar encendido todo el rato. Si este fin de semana mi móvil sigue generando las mismas tristes señales llegaré a la conclusión de que realmente sólo me sirve como despertador y que en tal caso puedo darme de baja de la compañía y comprarme un despertador de verdad.
Estoy ansioso por saber el resultado del experimento. ¿Se podría calificar de experimento de física social?
1 comentario:
Sí, es física social. Aún diría más, física social avanzada.
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