19 de diciembre de 2007

La Insoportable levedad del ser Tomás: La dramática excursión del miércoles

Hoy, triste y trágico día el de hoy.
Al final resulta que se acordaron de pedir los autocares, y así quedó sellado nuestro infame sino de destrucción, dolor, y agujetas matinales.
Subimos al autobús cual cerdos a la rampa del matadero. Me pongo en las primeras filas del autobús para no echar la bilis por las carreteras de montaña, que todos sabemos están llenas de curvas para dar la sensación de que la Roca es grande.
Me siento al lado del profesor, y delante del sujeto N. Curvas, curvas y más curvas.
Algo de nieve a lo lejos.
Curvas y nieve y casas.
Demasiadas curvas. Me comienzo a marear. Hablo de los chuetas con el profesor. Me comienzo a marear.
Necesito música, música celta.
Comienzo con Silly Wizard, When Summer Ends. Muy bonita.
Cada vez hay más nieve. Es raro ver tanta nieve en la Roca.
Detrás mía, el sujeto N comienza a marearse. Está justo detrás mía. Si vomita, lo hará encima mía.
Y entonces le hundiré los ojos hasta el cogote.
Ahora suena Deaf Shepperd, 'Ah, Surely'.
Animado.
Quedan 15 minutos para llegar y temo más por mi vida que los americanos durante la crisis de los misiles de Cuba.
Y llegamos, estoy seco. Hay nieve por todas partes.
Suena Capercaillie. Los de la banda sonora de Rob Roy.
Hay nieve por todas partes, y eso es bonito, curioso.
Y peligroso.
No he dado más de tres pasos cuando una bola de nieve me pasa rozando la oreja. Voy de los primeros.
Con nosotros hay una profesora y algunos interfectos que no me molestaré en nombrar.
Sin ánimo de ofender, claro.
Mis botas se hunden en la nieve, y estoy acalorado.
Una bola de nieve impacta en mi espalda.
Cojo un puñado de nieve, al gilipollasque me la ha tirado, y se la tiro en la cabeza.
Se encontrará una cabeza de caballo en la cama.
A medida que vamos avanzando va habiendo menos nieve.
La nieve da paso al fango.
El fango es pegajoso.
Mis botas se quedan pegadas al suelo.
-¡Mierda! -mascullo.
Sí, mierda.
Y nunca mejor dicho.
Alguna cabra. Esto comienza a ser odioso.
Pero no me canso. Al principio me cansaba, pero desde que mis pies se convirtieron en muñones dejo de sentir nada.
Debemos parar en algún refugio, pero está lejos, muy lejos. O no está.
Me acerco a alguno de mis compañeros y le susurro al oído que seguramente no hay refugio y que lo que van a hacer es fusilarnos en algún lugar de la montaña. Luego echarán cal a nuestros huesos, y nunca más se supo.
Por degracia, no consigo mi cometido, y no se desata el pánico descontrolado que sin duda acabaría en verwirrung. Todos siguen serenos.
Vemos el refugio a lo lejos, algunos comienzan a correr hacia él. Paramos, descansamos, y merendamos.
Proseguimos nuestra patética marcha en pos de la muerte dos horas más.
Tras escuchar a Tri Yann, Connie Dover, Déanta, Anthony and the Johnsons, Pink Floyd, The Who, Eileen Ivers y otro frikis innombrables, llegamos donde el autobús.
No está. Nos sentamos a esperar. Pero no llega.
Al final llega, y nos vamos.
Al final no me he cansado demasiado, me he cansado menos que otra gente más deportisra. Pero me siento orgulloso por ir por el monte con camisa de cuadros.
Hoy, gran día el de hoy.

Lo de la música va dedicado a Lord Toni.

2 comentarios:

Xu dijo...

... Quién es Sappy? Y porqué suelta todo ese rollo del amor en tu blog?

Y lo que es más, le puedo contestar?

Unknown dijo...

Puedes, puedes.
Es una amiga que escribe en mi blog.
Por supuesto que puedes.