16 de diciembre de 2005

La Taberna de la bilis (estamos que lo echamos): el periodismo deportivo

A pesar de no tener gorra para redactar esta sección debidamente equipado, empiezo a notar una inflamación en el costado derecho indicativo de que la bilis quiere y debe salir. El tema elegido es el periodismo deportivo; tema que, al igual que una buena paella me hace salivar, dicho tema hace salivar a mi vesícula biliar (soltar toda esta bilis va a ser un parto y no hay epidular que valga).

Empecemos por el periodismo deportivo escrito. Es bien sabido que un abuelete con Parkinson escribe cosas con más contenido que lo que aparece en la prensa deportiva. Partiendo de esta premisa, a esta gente sólo se la puede definir como entidades pluricelulares con capacidad de utilizar un bolígrafo o un ordenador (las dos al mismo tiempo no, implicaría inteligencia). Es gente que se dedica a crear noticias donde no las hay y a la exaltación de aspectos absurdos e insustanciales del deporte para vender periódicos cuya información neta podría resumirse en una octavilla. Supongo que alguno habrá con intenciones de eliminar la artificiosidad y de dar cierto rigor a la información deportiva, pero cuando te rodea tanta mierda lo único que debes poder hacer es bucear y esquivar los tropezones.

Aunque los que realmente me ponen a tope (a mi y a mi vesícula) son los periodistas deportivos de la tele. Supongo que el hecho de verles la cara y ver como creen en su trabajo de mierda es lo que enardece mi animadversión hacia este colectivo creado con malas artes a partir de un cruce de orco, duende y canario con gripe del pollo. Un claro ejemplo es JJ Santos, un híbrido de el Jóker y una lechuza trasnochada que presenta los deportes en el noticiario de Antena 3 (si se le puede llamar noticiario). En sus tiempos mozos, haciendo el telediario tercera edición de TVE1, se dedicaba a despedir el informativo con música de Kenny G (pedazo de hortera!!!) y fue uno de los pioneros a la hora de establecer minitertulias entre el presentador principal del noticiario y el de deportes cuando se daba paso a la información deportiva (su gran logro). Este hombre me pone especialmente porque cada dos por tres da su opinión sobre las noticias que da, opinión barata y convencional que no aporta nada, pero bueno, el sigue ahí y a ver quien lo saca.

En cualquier caso, he de confesar que el que me pone más de entre todos ellos es Antonio Lobato, el que cubre la Fórmula 1 de telecinco. El que hace la retransmisión tampoco se queda atrás, con su frase 'impactante': "No parpadeen, o se lo perderán", pero Antonio Lobato está a años-luz por encima. Si intentaran hacer un Lobato aposta, no les saldría. Si alguien no lo conoce, decir que Lobato es el apéndice calvo que le sobresale a Fernando Alonso cuando sale en la tele. Allá donde va Fernando Alonso, Lobato detrás; no sé como aguanta el pobre chico, sólo por eso ya le tengo un poco de respeto. Otro rasgo distintivo de Lobato es que de su hombro derecho sobresale la antena de su equipo de transmisión de última tecnología (tiene 3G), hecho que, unido a su calvicie, le hace parecer un chupa-chups en desfase. Como ya he dicho, la misión de Lobato en el mundo es seguir a Fernando Alonso y hacerle las preguntas más triviales que se le ocurran (o le dicten): -Fernando, ¿una carrera importante, no?, - Fernando, ¿el pavimento mojado condiciona el desarrollo del Gran Premio?, -Fernando, ¿el coche tiene ruedas?, etc, etc.
Es gracioso porque después de soltarle alguna de estas, hay veces que Fernando Alonso le echa una mirada como diciendo: 'lástima que el día que te concebieron tu padre no se corriera en el culo de tu madre'. Como es un acomplejado, en sus crónicas abusa excesivamente del argot de la fórmula 1 utilizando expresiones como 'paddock', 'pit lane'.... para dar a entender que él sabe de esto y que es un miembro activo en el mundo de la Fórmula 1. Y no, no es nadie, es el típico advenedizo, 'arrimao', abrazafarolas y rémora que te encuentras por cualquier lado pero además dando pena. Como cuando saca los vídeos con Fernando Alonso en el hotel, en plan coleguilla, intentando decir al mundo que es alguien porque es amiguito de Alonso, por Dios es infantil.
La verdad es que no sé como este hombre puede llegar a casa y mirarse en el espejo; admitámoslo, si dar vueltas como un imbécil montado en un coche ya es en sí una actividad vacía, ¿Qué se puede decir del tío que pierde el culo por preguntarle como se siente al que va sentado en el coche?. En definitiva, Lobato es un error de la naturaleza que ha sabido adaptarse al mundo de mierda en el que vivimos. Este mundo merece la gripe del terodáctilo, ya!

Feliz Navidad.

3 comentarios:

Xu dijo...

Feliz Navidad a ti también.

Xu dijo...

Aunque quizá sea un poco tarde.
Has estado grande.

Un día deberíamos hacer el análisis de las portadas del Marca

Unknown dijo...

No hay que olvidar a la de A3 con su pinta de puta disfrazada de secretaria, que narra las noticias como si fueran crónica rosa.