25 de agosto de 2005

La columna del odio: Los camareros con chiste.

¿A nadie le ha pasado que uno va a un restaurante (actividad ya de por si peligrosa en nuestros días) y resulta que el camarero es un aspirante al club de la comedia?

Y es que hay que joderse, circula por esos mundos de Dios una especie que lejos de estar en vías de extinción parece que progresa contra todo pronóstico ya que la selección natural debería haberlos eliminado; es el camarero que sirve a la par que se hace el gracioso. Si la selección natural no hace su trabajo algún buen samaritano debería hacerlo, pero todos los buenos samaritanos están llenándose los bolsillos trabajando para la ONU y la Cruz Roja (mejor no sigo por aquí que vomito ácidos sobre el teclado).

A lo que iba, tú has pedido tu solomillo muy poco hecho y al llegar éste va acompañado de observaciones como: “Ten cuidado que muerde”, “Si quieres lo mato del todo” y cosas peores (difícil pero pueden ser peores). A ver, yo he pedido un solomillo, un puto solomillo y tú eres el que lo trae, nada más, no quiero tu complicidad, no quiero ni tu número de teléfono, ni el de tu novia, ni nos vamos a ir de copas después y por supuesto no te voy a dejar propina porque para eso tendrías que hacer bien tu trabajo, que reconozco que es complicado, es decir, tienes que ir desde la cocina hasta mi mesa con un plato en la mano dejarlo en su sitio y ya está. Sé que se necesita una licenciatura, pero tu ni la tienes ni la tendrás nunca porque el camino para eso requiere saber cuando callar, lo cual implica un mínimo de inteligencia.

¿Por qué has pensado que si voy al restaurante con unas personas es porque quiero hablar contigo y no con ellas? Es una hipótesis claramente propia de un cerebro atrofiado debido a que has pasado demasiado tiempo arreglando la moto o yendo a buscar recambios para tunear el coche, si eres chico o calentando las pollas de los chicos de tu grupo de amigos, si eres chica. Si te miro más de un segundo durante la cena es porque eres tía, estás buena y soy un cerdo (es decir un hombre como los demás). En cualquier caso abstente de hacer ningún comentario, a no ser que claramente te pregunte algo o sea yo el que te hace el comentario.

Y es que eso es lo peor, no les das pie a que te digan nada, pero ellos como si te conocieran de toda la vida, soy el cliente llámame de usted!!, joder!!. Que te parezca que tengo una edad parecida a la tuya no te da derecho a pensar que hay algún tipo de complicidad generacional, porque no la hay. Entre otras cosas porque yo sé leer, porque yo no personalizo mi coche, porque no me corro al verme los bíceps y por que no salgo con la Toñi. Seguro que ahora mismo la Toñi tiene la boca llena con chorizo Revilla.

Pero el colmo es cuando además del chiste demuestran no hacer bien el resto del trabajo y por ejemplo olvidan lo que les has pedido; “la Coca-Cola? Ah, si, se me ha olvidado, perdona” A la que no perdono es a tu madre por haberte parido.

En fin, no quiero acabar sin decir que hay esperanza, que todavía quedan los camareros que hacen bien su trabajo. Están en vías de extinción, ayudad a salvarlos como al lince ibérico. Al fin y al cabo si nos importa un animal que no nos sirve para nada, esto si debería importar.

Fdo: Xu

Creo que esto merecerá una segunda parte

2 comentarios:

La Mediana dijo...

Y eso que algunos no lo habeis visto en directo ante uno de esos especimenes....

La Mediana dijo...

...y por cierto el lince iberico SI cumple su "trabajo" en el ecosistema