8 de septiembre de 2005

Cuentos de Scotchland: prescriptions (NHS)

NHS, prescription

Hoy comentaré algunas de mis experiencias con el “Nacional Health Service” (vamos, la Seguridad Social de estos lares), cuyo funcionamiento es algo distinto al de casa, por lo que he podido ver. En fin, para no divagar demasiado, he tenido una otitis, y después de la consulta con el médico me recetó unos antibióticos, con el correspondiente papel de receta. Este ya era algo extraño, troquelado y con anotaciones indescifrables para un profano, pero no le di mayor importancia.

El caso es que cuando llegué a la farmacia y le di el justificante a la muchacha, lo primero que me preguntó es si estaba exento de pagar por la receta, y al ver la cara que pose me enseñó una lista (como veteranos de guerra, huérfanos, “homeless” y otros elementos sociales semejantes), tras lo cual me cargó 6,5 libras. Tras ello se fue a la trastienda.

Hasta aquí nada raro, pero, tras 5 minutos esperando me empecé a mosquear, y más cuando vi que esta misma dependienta salió y empezó a atender otros clientes. Al final le pregunté algo mosqueado (no olvidemos que ya había soltado la pasta), y me contestó que me lo estaban preparando. ¿Cómo? ¿Preparando mis antibióticos? La verdad es que ni se digno a contestarme. En fin, al rato me vino con una bolsita con mi nombre y me lo dio con cara de pocos amigos. Imaginaos mi sorpresa cuando veo que dentro de la bolsita hay un frasquito con mi nombre en la etiqueta, el medicamento, la posología e instrucciones.

En fin, para abreviar, que aquí no te venden la caja tal cual, sino sólo la dosis exacta que te ha recomendado el médico, bien etiquetada y preparada (de ahí que cobren un estándar, aunque el medicamento sea más barato). En sucesivas visitas he visto que hay gente que lo encarga de un día para otro, otros que vienen a recogerlo a nombre de otro y con autorización firmada y comprobación de pasaporte y algunos que incluso van a preguntar si han preparado su medicina cada 10 minutos. En fin, la cara de estúpido que se me quedo la primera vez es “priceless”. Me han dicho que así ahorran en medicinas y que evitan que la gente se coloque a base de bien, pero es curioso comprar una caja de paracetamol y que tengan que ponerte las pastillas en un frasco con tu etiqueta en lugar de darte la caja sin más.

Por cierto, pone claramente que no se mezclen medicamentos con alcohol en todas las cajas que he visto, hasta en las de gotas para el oído. Por algo será. Otro día sigo con mis aventuras en el NHS, pero antes, algo sobre “the Irish”.

Cheers

1 comentario:

Unknown dijo...

maldita tierra de bárbaros, un día preguntale a Elvi por sus experiencias con ellos en Admision de Son Dureta, alli son unos cutres y aquí nos tratan a nosotros de tercermundistas.....