6 de octubre de 2005

Ave, Caesar, morituri te salutant

Ahora una anécdota de Suetonio, Claudio 21, 6

“Quin et emissurus Fucinum lacum, naumachiam ante commisit. Sed cum, proclamantibus naumachiariis, `Ave, imperator, morituri te salutant´, respondisset, `Avete, vos´; nec post hanc vocem, quasi venia data, quisquam dimicare vellet: diu cunctatus, an omnes igni ferroque absumeret, tandem e sede sua prosiluit, ac per ambitum lacus, non sine foeda vacilatione, discurrens, partim minando, partim adhortando, ad pugnam impulit.”

Antes de desecar el lago Fucino patrocinó en el mismo lago una naumaquia. Los luchadores gritaron: “Emperador, los que vamos a morir te deseamos salud”. Claudio les respondió: “Yo os la deseo a vosotros”. Ninguno quiso luchar después de que oyeron lo que les había dicho y que interpretaron como que les perdonaba la vida. Claudio dudó durante bastante tiempo si matarlos a todos por medio del fuego o con la espada. Por fin se puso en pie de un salto y yendo de aquí para allá por todo el rededor del lago con unos pasos vacilantes y ridículos, por medio de amenazas unas veces y de súplicas otras, consiguió que los luchadores peleasen.

Lo cual nos lleva a que siempre ha ocurrido, que tu jefe puede ser bastante lelo/a, consuela saberlo, y a mi me justifica como poto.

1 comentario:

La Mediana dijo...

un poto muy ocupado según veo...