6 de octubre de 2005

GRANDES BIOGRAFIAS: CAYO JULIO CESAR V

Tras su victoria sobre Pompeyo, en 46 a.C. César celebró 4 triunfos en Roma conmemorando sus victorias. Tras 12 años de continuas campañas desde el sur de Inglaterra hasta Asia Menor, las legiones de César habían completado la más importante y duradera campaña de conquistas de toda la Historia.
Tras ello se propuso un ambicioso programa de reformas para sanear las corrompidas instituciones, mejorar el gobierno de las provincias, dar acceso a los habitantes de éstas a la ciudadanía romana, mejorar el sistema de impuestos, etc. Los optimates, hartos de tales proyectos, aterrados ante la posibilidad de reformas que alteraran su estatus oligárquico, decidieron acabar con todo de una vez.
El 15 de marzo de 44 a.C. César fue asesinado en la curia del Senado por la aristocracia. Los conjurados eran los mismos que habían provocado la Guerra Civil y que, tras su derrota, se habían arrastrado ante él suplicando por su vida. César no tomó ningún tipo de represalias contra sus enemigos a los que incluso mantuvo en sus cargos. Tras la batalla de Farsalia ordenó quemar todos los archivos de sus enemigos sin querer leerlos y perdonó a todos los que habían luchado contra él. Su piedad le costó la vida.
El heredero de César, su sobrino-nieto Octavio, que pasaría a la Historia con el nombre de Augusto, no cometió el mismo error. Vengó su asesinato destruyendo a sus poderosos enemigos en la batalla de Filipos, exterminándolos a todos y continuando la obra que César comenzara y que habría de convertir al Imperio Romano en la más importante obra política, social, cultural y militar de todos los tiempos.
Su obra político-militar quedó reflejada en los Comentarios de la Guerra de las Galias (Comentarii de Bello Galico) publicados en 51 aC y los Comentarios de la Guerra Civil (Comentarii de Bello Civile) publicados en 45 aC,. Son su testamento político y el relato de la campaña de conquistas fundamental de la Historia, un relato que él escribe en tercera persona, como si fuera un mero espectador de los hechos.

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