14 de octubre de 2005

La Columna del ODIO: La fauna del Carrefour

"¡Ay mísero de mi, y ay, infelice!
Apurar, cielos, pretendo
ya que me tratáis así
que delito cometí
contra vosotros naciendo."

Eso, exactamente me pregunto yo: ¿Qué delito cometí naciendo? Mis buenos propósitos de descansar del odio se han ido al garete hoy cuando he ido a comprar al Carrefour, el odio acumulado durante semanas de bondad me ha salido a borbotones provocandme una hinchazón considerable de las venas que pueblan todo mi cuerpo.(Hipertensión)

Al llegar, veo que todos los payasos de este mundo han pensado lo mismo y en lugar de ir a suicidarse deciden ir a prolongar sus inútiles existencias yendo a buscar víveres para sobrevivir otra semana o peor incluso para divertirse el fin de semana con el resto de batracios. Con decir que me he encontrado a alguno de mis ex-alumnos lo digo todo.

Tras arduos esfuerzos por no recurrir un machete y abrirme paso entre la marabunta llego, como quien no quiere la cosa, a la cola kilométrica de la caja. En este momento se demuestra que Dios no existe, porque si existiera no pondría a una mocosa malcriada con un silbato en la boca en la caja de al lado, aunque bien pensado donde iba a estar sinó, más que tocándome los... La niña se dedicaba a hacer sonar su silbato mientras los adultos que posiblemente eran su familia pasaban completamente de darle los dos guantazos que le correspondían. Mi mirada de reprobación a la niña no surte efecto entre los que hoy ya debieran ser sus ancestros porque debieron haber pasado a "mejor" vida hace ya mucho. Ante mi sorpresa la niña se gana los guantazos cuando deja de hacer sonar el silbato y pasa a pedir un caramelo.

Me llega el turno cuando ya no llego a la hora, cuando ya es demasiado tarde para que tenga un buen día y a pesar de rellenar las bolsas a un ritmo frenético en parte para no hacer esperar más a los que me aguardan en parte por la educación que todavía tengo para los que esperan tras de mi, se me acerca un interfecto a pedirme si tengo la tarjeta Carrefour, Pero!!!! será Gilipollas!!! sin mirar le respondo que no tengo ni tiempo ni ganas. Tras esperar 4 segundos a que la respuesta le llegue al cerebro y éste la procese abandona su fútil intento por ganarse la vida dignamente.

Al salir me doy cuenta de que la compra de bombas de uranio empobrecido debería estar permitida para una minoría que sí sabríamos darle uso. Sólo me queda esperar que la gripe del pollo haga su trabajo con todos y se nos lleve por delante ya que para mi queda bastante claro que hemos fracasado como especie.

"aunque si nací,
ya entiendo qué delito he cometido."

2 comentarios:

Xu dijo...

Gracias

Anónimo dijo...

jajaja a todos nos ha pasado...aunque prefiria acabar con este tipo de personas muy despacio...provocandoles en dolor toda la molestia que me hicieron pasar...para que una bomba, cuando podriamos verlos sangrar ?
buena la columna...me uno a la causa en contra de los mononeuronicos